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La Historia contada desde el Mar - Centro de Estudios Históricos Navales y Marítimos

Muchos siglos han pasado desde que los caminos del mar eran las únicas vías de comunicación.

Naves y hombres en procura de metas y destinos inciertos unieron culturas, permitieron el intercambio y también la expansión política.

Señalada la región del Río de la Plata y en particular el puerto de Montevideo por sus características estratégicas, el 9 de agosto de 1776 se instaló el Apostadero Naval.

Dicho Apostadero jugó un rol trascendente en sus funciones de custodia y vigilancia de las posesiones del lejano imperio español, en el Atlántico Sur y el Océano Pacífico, registró hitos históricos como la defensa realizada durante las invasiones inglesas, y resultó el bastión de resistencia durante los movimientos revolucionarios.

Su caída en 1814 significó el crecimiento y maduración de ideales de libertad y república, identificados en la figura de Don José Artigas cuya fundamental política naval estuvo representada por los corsarios y las acciones de Don Pedro Campbell, nombrado como Primer Comandante General de Marina.

Lograda la independencia, y pasado el trágico período de la denominada Guerra Grande, surgió la primer fuerza marítima organizada y los Códigos y reglamentos establecidos por el Capitán Jorge Bayley, Jefe de la Escuadrilla de Cañoneras.

La evolución cronológica demuestra, durante el gobierno del Presidente Williman, su fomento de la Marina que se tradujo en la creación de la Escuela Naval, sumado a una serie de adquisiciones, la más importante de las cuales fue el crucero “Uruguay”. Dicha unidad cumplió misiones de gran relieve a lo largo de su servicio tales como el viaje de repatriación de los restos de Amado Nervo, o su participación en la “Batalla del Río de la Plata”, episodio bélico donde el crucero marcó la soberanía marítima y defendió la neutralidad de nuestro país.

El “Capitán Miranda”, que luego se remodelaría como Velero Escuela, los Guardacostas, la corbeta “Maldonado”, la fragata “Montevideo”, los destructores, los petroleros, son jalones en esa historia naval que a través de los tiempos se ha ido adaptando en sus funciones a las expectativas de servicio.

Hoy día las unidades conforman una Fuerza que responde a los objetivos de una Armada moderna. Aviación Naval, Prefectura, Fusileros Navales y buques como el “Oyarvide”, el patrullero oceánico “Maldonado” las fragatas “Uruguay”, y “Campbell”, el portahelicópteros y buque logístico “Artigas”, barreminas y patrulleros, cumplen con los fines de defensa a los que se suma el ineludible rol de la ciencia.

El aporte a la industria se patentiza en talleres del Dique de la Armada, la tecnología optimiza las ayudas a la navegación , y en la parte humana el apoyo a la sociedad en general se traduce en la formación de voluntarios en la Reserva Naval- que surgida en 1940- aún continúa en plena vigencia.

Esta perspectiva de un país como el Uruguay, cuyo nacimiento y devenir, al igual que su futuro, está en el mar, está pautada en el Centro de Estudios Históricos Navales .y Marítimos.

Las Salas de Museo Naval lo presentan en el acervo expuesto, respaldado en la documentación conservada y custodiada en el Archivo y Biblioteca del CEHIS. Integrantes de la Armada, alumnos de distintos niveles de enseñanza o público en general, rescatan en su visita una óptica tan válida como es esta “historia contada desde el mar”.


Publicado el 25/06/2012